Por: José Alberto González Aguilar
Como abordar el tema más sentido que afecta a nuestro paÃs, siendo un servidor público y militante de un partido polÃtico, que tiene por ahora entre sus filas a personajes que son señalados por haber cometido y permitido actos que han lastimado al ciudadano y mermado las finanzas y calidad de vida de cientos de miles; ese es el dilema de escribir este artÃculo.
PodrÃamos comenzar por hacer un mea culpa del enorme descredito y la mala percepción que se tiene de la polÃtica, de los partidos polÃticos, de los gobernantes o de nuestros legisladores, o tal vez debemos comenzar con un ejercicio de autocrÃtica y decir que este flagelo no es un tema exclusivo de la polÃtica, aunque eso si sus consecuencias son lapidarias para el funcionario que es exhibido cometiendo actos que vulneran la confianza ciudadana, y que decir de la nociva percepción que se continua generando contra los partidos de los que emanan a saber: 91% de los mexicanos desconfÃan de los partidos, la corrupción por desgracia se ha incrustado en la vida pública y la vida privada hay cifras que son alarmantes y van al alza por desgracia.
En fin, hablar de corrupción es hablar del gran lastre que como sociedad traemos a cuestas, es hablar del enorme costo que conlleva, es hablar también del alto porcentaje de mexicanos que la permiten, la incentivan y lo peor, no la castigan, y a eso justo quiero enfocar estas lÃneas, hablar de corrupción es hablar de conductas aisladas o no; es la corrupción parte de nuestras vidas; todos los funcionarios públicos son corruptos por ese simple hecho, o los dirigentes partidarios están o no exentos de ser o cometer actos de corrupción, mi respuesta es simple pero rotunda, No.
Y es un No tajante, toda vez que si bien existen casos mediáticamente expuestos que son lamentables y ominosos, y que deben ser castigados, por cierto reclamo al que me sumo; es necesario que acometamos de frente el problema que implica la corrupción, es urgente que a la voz de ya, se den muestras fidedignas de que el manto de la impunidad no cobijará a quienes han sido señalados y sobre quienes pesan ya acusaciones y procesos abiertos, estos funcionarios deben ser traÃdos a cuentas y pronto, no debe caber la sospecha de un pacto o de una negociación, asà lo exige la ciudadanÃa y por cierto asà lo exigimos quienes abrazamos a la polÃtica y al servicio público como nuestra profesión de vida, la sombra de Duarte, de Padrés, de Graco o los casos que se sumen no deben quedar en el olvido o la componenda partidaria, es lamentable que existan estos casos y no cabe ya la complacencia ante la rampante realidad que aplasta todo indicio de defensa de estos personajes, sin embargo no todo es gris ni oscuridad, sé que hay funcionarios honestos, rectos y leales con su profesión, su familia y su partido, y de esos también sobran en todos los partidos polÃticos, generalizar no es algo que abone a combatir este mal.
Me pronuncio públicamente como una autoridad legÃtimamente electa que soy, por una relación transparente con el ciudadano y por supuesto afirmo que es necesario abrir las puertas del gobierno, hacer que la vida pública, sea cada vez más pública y que la caja de cristal del servicio público, sea el referente del actuar cotidiano, quien nada debe nada teme y quien nada esconde pues que abra las puertas del gobierno, asà debe ser la nueva forma de gobernar, hay que atender y escuchar de viva voz el sentir del ciudadano, solo asÃ, hablando y escuchando de frente podremos atajar este azote que implica el cáncer de la corrupción.